A lo largo de nuestra vida pueden surgir muchos problemas que nos enseñan a aprender y a crecer. A veces son problemas más fáciles de resolver y otros más complicados, que ni tan siquiera dependen sólo de nosotros. A pesar de que no existe ninguna ciencia para resolver problemas con éxito, nosotros os indicaremos 5 pasos generales para el proceso de resolverlos.
Comprender el problema
Hay que analizar bien el problema, aunque por ello necesitéis hacerlo varias veces.
Al final, tenéis que entender muy bien el problema y no dejar ningún dato interesante. Tener muy claro en qué consiste, qué conocéis, qué se os pide o qué necesitáis, cuáles son las condiciones,…
Todo esto es imprescindible para afrontar los problemas con más garantías de éxito.
Elaborar un plan de actuación
Una vez todo analizado y bien comprendido, es el momento que elijáis una estrategia para resolverlo.
No sólo existe una estrategia posible, sino que existe una gran variedad que conviene conocer y que practiquéis para mejorar vuestra capacidad de resolver problemas.
Llevar adelante vuestro plan
Una vez decidida la estrategia, tenéis que trabajarla con decisión y constancia sin abandonarla a la primera dificultad.
Si durante el proceso, véis que cada vez os alejáis más de la solución y las cosas se complican más, entonces en ese momento tenéis que volver a dar un paso atrás y volver a buscar una estrategia distinta.
Por norma general, hay varias formas de llegar a una solución y no siempre acertamos en el primer intento.
Y una vez creemos que hayamos resuelto un problema, debemos revisarlo y cerciorarnos bien que se ha llegado a la solución. Son muchas las veces que creemos que se han resuelto y luego no haya sido así. Las medias soluciones no sirven de nada.
Reflexionar sobre todo el problema
Si ya habéis resuelto el problema, ¡enhorabuena!. Ahora, no todo termina aquí, es el momento de reflexionar.
Este paso, parece el más absurdo, pero al final es la más provechosa. Lo que tenemos que hacer es:
- Analizar bien todo el camino realizado: cómo hemos llegado a la solución, por qué no se ha llegado, íbamos bien encaminados todo el rato, el segundo intento hemos acertado, por qué el segundo no lo pensamos primero,…
- Revisar la solución desde un principio, comprendiendo bien no sólo que funciona sino el porqué. Ver también si se puede hacer de forma más simple.
- Intentar familiarizarnos con el método de solución, a fin de utilizarlo en problemas futuros.
- Reflexiona un poco sobre tu forma de pensar y saca consecuencias para el futuro. Con experiencias repetidas como ésta tal vez te puedas hacer un análisis de tu propio estilo de conocimiento. Si conseguís conocerlo, incluso podréis saber en qué problemas tendréis ventaja y en cuáles menos éxito. Al final, también sabréis como abordar los problemas y os aproximaréis tratando de sacar el máximo partido.
Cada problema que resolví se convirtió en una regla que más adelante me sirvió para solucionar otros problemas. (Descartes)
Redactar el proceso de resolución
Este paso es opcional pero recomendamos que redactes el proceso de resolución, de forma clara y ordenada para poder ser utilizado otra vez.
Y estos serían los pasos para poder resolver problemas de cualquier tipo y que os ayudarán a la hora de aumentar esta capacidad, muy importante también en el mundo laboral, como las habilidades de saber aliviar el estrés, tolerar la frustración o saber tomar decisiones. Esperamos que os sea útil.
¡Feliz día!